Consecuencias del voto poco meditado de muchos ciudadanos

El voto poco meditado -y no digamos el vendido por dinero o promesas de prebendas futuras- de muchos ciudadanos puede tener varias consecuencias negativas en una sociedad como la de Melilla, como de hecho las lleva teniendo desde hace decenios, que tiene que aguantar luego cuatro años de gobiernos logrados, al menos en una parte considerable, mediante trampas y mentiras de todo tipo.

Este voto poco meditado proviene de las siguientes causas:

1. Decisiones de voto basadas en la emoción en lugar de la razón. Cuando los ciudadanos votan sin pensar en las consecuencias de sus decisiones, normalmente es porque están influenciados por emociones como el miedo, la ira o la frustración en lugar de considerar los hechos y las políticas. En Melilla no podemos olvidar que algunos partidos son especialistas en calentar el ambiente electoral para concentrar el voto en ellos y evitar su dispersión, utilizando el miedo, la desconfianza y la indignación. Esto, a su vez, también sirve para fortalecer la alternativa electoral -el polo opuesto- de cada uno, por lo que el movimiento tiene dos claros beneficiarios: los que la gente percibe como los grandes partidos opuestos y enfrentados.

2. Elecciones basadas en la desinformación. Si los ciudadanos no se toman el tiempo para investigar y comprender las políticas y los candidatos, pueden ser influenciados por información errónea o falsa -algo muy común en una ciudad como Melilla -, lo que puede llevar a decisiones equivocadas basadas en mentiras que después son irreversibles y que condenan a la sociedad melillense a convivir con ellas durante cuatro años.

 

3. Baja participación tradicional en las elecciones. Si los ciudadanos habitualmente deciden no votar, puede haber una baja participación en las elecciones, lo que lleva a una falta de representación y una pérdida de confianza en el sistema democrático. No es raro que el dato de participación relativa sea en Melilla uno de los más bajos a nivel nacional casi siempre.

 

A su vez, este voto poco meditado puede tener como consecuencia, además de un gobierno muy mejorable, el Bloqueo posterior de las instituciones, debido a la inexistencia de mayorías absolutas y la imposibilidad de pactar que tienen algunos partidos – no todos – que, o logran gobernar o prefieren bloquear las instituciones en una cerrazón permanente que puede durar cuatro años y que hace que cualquier pacto sea imposible mientras que dificulta la gobernabilidad hasta el máximo extremo y asegura una tensión partidista inapropiada para cooperar en las grandes decisiones de futuro de la ciudad, en las cuales, los que queden en la oposición no solo tienen el derecho sino la obligación de participar, y los que logren el gobierno la obligación de intentar que participen y sean capaces de cooperar.

En resumen, el voto poco meditado de muchos ciudadanos tiene consecuencias negativas en una sociedad democrática, incluyendo elecciones basadas en la emoción y la desinformación, baja participación y resultados impredecibles. Es importante que los ciudadanos se tomen el tiempo para investigar y comprender las políticas y los candidatos antes de emitir su voto.

En mi opinión, todo esto viene ocurriendo en Melilla desde hace decenios. Casi nadie se lee los programas electorales ni se preocupa por conocer las propuestas de los candidatos. Por otra parte, estamos viviendo un ambiente de pre-campaña que es irrespirable, impresentable y muy agresivo.

Ni Melilla ni los melillenses nos merecemos esto. Parece mentira que el sobre-calentamiento provenga principalmente de partidos pro-sistema y que están demostrando todo lo contrario. Si se gana, se tiene que ganar limpiamente y sin tantas trampas.

Las consecuencias de todo eso las vamos a pagar todos, incluso los que sí se preocupan. Una vez emitido el voto ya no hay remedio. Por favor, infórmese, piense, comprenda, aparte a un lado la desinformación y las emociones negativas y actúe: vote en libertad, por favor.

One thought on “Consecuencias del voto poco meditado de muchos ciudadanos
Edmundo

No sé yo, Señor Liarte, cómo medite mucho sobre la opción política a la que votar, término haciendo las maletas. Sinceramente, de esos políticos que encabezan las listas…¿ hay alguno que ilusione?
Tal vez, alguno de los más nuevos, con gente muy joven en sus listas… Pero que posibilidades tendría de gobernar? Mientras persistan los dinosaurios en cabeza, meditar es «darse la vuelta y correr»…
Y aún así iré a votar, para seguir llevándome la misma desilusión, elecciones tras elecciones, desde hace más de 20 años.

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