La ciudad de Melilla cuenta con una superficie de tan solo 12,3 kilómetros cuadrados y una población de alrededor de 86.000 habitantes. A pesar de su tamaño reducido, Melilla se enfrenta a importantes desafíos en términos de producción de energía eléctrica, especialmente debido a su aislamiento geográfico y a la dependencia de los combustibles fósiles, con la alta contaminación ambiental que genera su funcionamiento.
En primer lugar, es importante destacar que Melilla depende en gran medida de los combustibles fósiles para la generación de energía eléctrica. En concreto, la central térmica de la ciudad es la principal fuente de producción de energía primaria, utilizando como combustibles el fuel oil y diésel. Esta dependencia de los combustibles fósiles tiene importantes consecuencias medioambientales y económicas, ya que contribuye al cambio climático y a la inestabilidad de los precios de la energía.
Por ello, deberian plantearse medidas para la reconversión de la producción de energía eléctrica en Melilla. Una que podría ser puesta en funcionamiento es la de realizar las transformaciones necesarias en la planta para utilizar materias primas menos contaminantes que los combustibles fósiles en la producción de energía eléctrica, concretamente Gases no licuados, al tiempo que se va complementando la producción con la generación de energía mediante energía renovable.
En este sentido, la energía solar podría ser una de las opciones más interesantes, debido a la alta radiación solar en la zona. Se podría optar por la instalación de paneles solares fotovoltaicos en los tejados de los edificios públicos y privados, así como en terrenos baldíos y en la periferia de la ciudad, todo ello mediante un eficiente sistema de incentivos.
La instalación de paneles solares no solo reduciría la dependencia de los combustibles fósiles, sino que también generaría energía limpia y renovable. Además, la energía solar es una fuente abundante en la ciudad con un elevado número de horas de sol al año y no produce emisiones de gases de efecto invernadero durante su funcionamiento. Esto ayudaría a mitigar el cambio climático y mejorar la calidad del aire en la ciudad.
Otra opción interesante sería la instalación de postes eólicos marinos en las aguas próximas a Melilla, aprovechando la presencia de vientos favorables, tan comunes en estas costas. La energía eólica marina es una fuente de energía renovable con un gran potencial en la zona, y su desarrollo podría contribuir a la creación de empleo y a la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles. Además, la ubicación en el mar minimizaría los posibles impactos ambientales y de ocupación del territorio.
Es importante destacar que la implementación de estas fuentes de energía renovable podría ser apoyada por la Unión Europea a través de fondos específicos para el desarrollo de energías limpias. Estos fondos podrían ser utilizados para financiar la instalación de las infraestructuras necesarias, así como para la formación de técnicos y especialistas en energías renovables. Melilla, como parte del territorio de la Unión Europea, podría beneficiarse de estos fondos y acelerar así su transición hacia un sistema energético más sostenible.
Además de la generación de energía renovable, es importante mencionar que la reconversión de la producción de energía eléctrica en Melilla no solo debe centrarse en la producción, sino también en la reducción de la demanda mediante una mejora en la eficiencia energética, también mediante incentivos específicos para la rehabilitación energética y el aumento de la eficiencia energética de edificios, especialmente los de mayor antigüedad, y no solo los de carácter público sino abarcando la totalidad del parque de viviendas.
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