Me ha venido a la cabeza cuando, a principios de 2012, y nada más entrar en el gobierno Mariano Rajoy con mayoría absoluta, a Bohórquez se le ocurrió la tremebunda idea de convertirse en delegado del gobierno en Melilla. Así, con dos cojones, un individuo que cada vez que ha tocado subvenciones públicas ha habido todo tipo de problemas para la administración pública, y que debería estar inhabilitado al efecto, si no fuera por lo que fue, y que ya contaré a su debido tiempo.
A pesar de los pesares, Imbroda, que aunque le tiene mucho miedo, no es un suicida, no sabía cómo quitárselo de en medio, así que le echaron el muerto al PP central de Madrid, alegando que eran los que tenían que decidir, y después, cuando nombraron a otro, que la decisión no estaba en mano de ellos. La cuestión está clara: para el PP de Melilla, que estaba dispuesto a darle todo tipo de dinero y parabienes, sin embargo, no lo estaba a tirarse por un precipicio porque esto era como nombrar “jefe de bomberos a un pirómano”.
Ahora, años más tarde, y como no debe vender apenas ningún ejemplar del libro que ha escrito, se le ha ocurrido la feliz idea de que “mi amiga la consejera” compre cientos de ejemplares del libro y los entreguen gratuitamente a los alumnos de los colegios y escuelas para que conozcan el pasado de Melilla. Así, otra vez, con dos cojones, ni más ni menos que un acosador, practicante continuado del bullying editorial, perenne extorsionador de políticos para que le aflojen el dinero público, y tramposo hasta la médula, entre otras lindezas, pretende que sus valores sean difundidos entre nuestros niños, en vez de otros valores basados en el respeto, la buena educación, la cooperación, la honestidad, la colaboración. Espero que no le hagan ni caso, porque sería de coña, vamos.
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